viernes, 4 de diciembre de 2015

Eclipse solar

Existen cuatro tipos de eclipse solar: Parcial: la Luna no cubre por completo el disco solar, que aparece como una menguante. Semiparcial: la Luna casi cubre por completo el Sol, pero no lo consigue. Total: desde una franja (banda de totalidad) en la superficie de la Tierra, la Luna cubre totalmente el Sol.2 Fuera de la banda de totalidad el eclipse es parcial. Se verá un eclipse total para los observadores situados en la Tierra que se encuentren dentro del cono de sombra lunar, cuyo diámetro máximo sobre la superficie de nuestro planeta no superará los 270 km, y que se desplaza en dirección este a unos 3200 km/h. La duración de la fase de totalidad puede durar varios minutos, entre 2 y 7,5, alcanzando algo más de las dos horas todo el fenómeno, si bien en los eclipses anulares la máxima duración alcanza los 12 minutos y llega a más de cuatro horas en los parciales, teniendo esta zona de totalidad una anchura máxima de 272 km y una longitud máxima de 15 000 km. Anular: ocurre cuando la Luna se encuentra cerca del apogeo y su diámetro angular es menor que el solar, de manera que en la fase máxima permanece visible un anillo del disco del Sol. Esto ocurre en la banda de anularidad; fuera de ella el eclipse es parcial. Para que se produzca un eclipse solar la Luna ha de estar en o próxima a uno de sus nodos, y tener la misma longitud celeste que el Sol. Cada año suceden sin falta dos eclipses de Sol, cerca de los nodos de la órbita lunar, si bien pueden suceder cuatro e incluso cinco eclipses. Suceden cinco eclipses solares en un año cuando el primero de ellos tiene lugar poco tiempo después del primero de enero. Entonces el segundo tendrá lugar en el novilunio siguiente, el tercero y el cuarto sucederán antes de que transcurra medio año, y el quinto tendrá lugar pasados 345 días después del primero, puesto que ese es el número de días que contienen 12 meses sinódicos. Por término medio sucede un eclipse total de Sol en el mismo punto terrestre una vez cada 200-300 años. Para que suceda un eclipse de Sol, es preciso que la Luna esté en conjunción inferior (Luna nueva) y además que el Sol se encuentre entre los 18º 31´ y 15º 21´ de uno de los nodos de la órbita lunar. Geometría de un eclipse total de sol. La mayor o menor distancia de la Luna a su perigeo va a determinar que el eclipse sea total o anular, como se explica en la figura 2. Los valores extremos para el perigeo y apogeo lunares en el siglo XXI, tomados del Anuario del Observatorio Astronómico de Madrid, son los siguientes: Perigeo lunar: entre 356 375 km y 370 350 km Apogeo lunar: entre 404 050 km y 406 712 km Considerando los valores extremos de los anteriores resulta que la distancia de la Luna a la Tierra variará en nuestro siglo en 50 337 km como máximo, cantidad importante que supone unos 4 minutos de arco para el diámetro angular lunar, en más o en menos, un 8 % del diámetro angular medio de nuestro satélite.

Resultado de imagen de que es eclipse solar

Estrellas Muertas

Cuando una estrella como el Sol muere, expulsa sus capas exteriores al espacio, dejando su núcleo, caliente y denso, enfriándose a lo largo de las eras. Pero otros tipos de estrellas expiran con unas explosiones titánicas, llamadas supernovas. Una supernova puede brillar como toda una galaxia de miles de millones de estrellas “normales.” Algunas de estas explosiones destruyen por completo la estrella, mientras que otras dejan una estrella de neutrones súper densa, o un agujero negro –un objeto con una gravedad tan potente que ni siquiera la luz puede escapar de él. Hay dos tipos principales de supernovas, conocidas como Tipo I y Tipo II, definidas por el espectro de la materia que se expulsa al espacio y por el modo en que las estrellas resplandecen y se apagan. Sin embargo, a medida que se van descubriendo más supernovas, la línea divisoria entre las dos categorías se va haciendo más borrosa.

 Las supernovas de Tipo I más conocidas son las llamadas Tipo Ia. Una Tipo Ia probablemente tiene lugar cuando una estrella enana blanca –el “cadáver” de una estrella de masa mediana, como el Sol- explota en pedazos.

 Los astrónomos sospechan de las enanas blancas porque las supernovas de Tipo Ia normalmente ocurren en regiones del espacio que contienen principalmente estrellas más viejas, lo que sugiere que una Tipo Ia es la explosión de una estrella de larga vida. Las estrellas que viven mucho tiempo no pueden tener mucha masa, lo que apoya la teoría de las enanas blancas. Y los espectros de las supernovas de Tipo Ia apenas muestran hidrógeno, el elemento más común del universo, sino mucho carbono y oxígeno, los componentes de las enanas blancas.

 La masa máxima de una enana blanca es 1.4 veces la del Sol, un valor llamado el límite de Chandrasekhar. Las enanas blancas de masa cercana a la masa Chandrasekhar son esencialmente idénticas, por lo que sufren explosiones casi idénticas.

 Según la teoría más aceptada, la transformación de enanas blancas en supernovas es un acto de canibalismo estelar. Si una enana blanca tiene una estrella acompañante, puede robarle gas a la superficie de la acompañante. Si la cantidad de material acumulado por la enana blanca acerca su masa al límite de Chandrasekhar, la enana blanca puede explotar, sin dejar nada.

 Las estrellas que producen las supernovas de Tipo II se forman probablemente en los brazos espirales de las galaxias –regiones pobladas por muchas estrellas jóvenes y brillantes- y no viven lo suficiente para alejarse de su lugar de nacimiento. Como viven muy poco, estas estrellas deben de ser masivas.

 El brillo de una supernova de Tipo II culmina tras una semana o dos y permanece constante hasta dos meses después. Luego disminuye drásticamente, y durante los meses siguientes mantiene un brillo apagado y constante los meses siguientes. El patrón de emisión de luz a lo largo del tiempo concuerda con la explosión de una estrella “supergigante.”

 Una supergigante atraviesa una serie de etapas que producen elementos cada vez más pesados en su núcleo –de hidrógeno a helio, carbono, oxígeno y demás. Pero esta serie acaba de manera violenta cuando el núcleo se convierte en hierro. El hierro no puede producir energía nuclear, sólo puede absorberla. Como ya no puede producir energía, la estrella pierde su fuente de presión interna y se colapsa.

 Cuando el colapso alcanza una densidad crítica se detiene. En ese momento, la materia del núcleo de la estrella está tan comprimido que un bloque de su material del tamaño de un terrón de azúcar pesaría millones de toneladas. El núcleo se ha convertido en una estrella de neutrones –un objeto más masivo que el Sol, de sólo unas millas de diámetro.

 El proceso de colapso libera energía suficiente para destrozar las capas exteriores de la estrella y expulsarlas al espacio a una velocidad que es varias veces la luz. Estos fragmentos llevan helio, calcio, oxígeno, carbono y otros elementos al espacio, donde pueden ser incorporados posteriormente a nuevas estrellas y planetas.

¿Puede el sol producir una super llamarada que arrase la tierra?



Comparación entre una llamarada solar y una súper llamarada
Comparado con muchos de sus vecinos, el Sol es una estrella relativamente tranquila. Pero un equipo de investigadores de la Universidad de Warwick acaba de demostrar que eso podría cambiar en cualquier momento. El Sol, de hecho, tiene todo el potencial necesario para emitir lo que los astrónomos conocen como una «súper llamarada». Un fogonazo cuyas consecuencias, por cierto, serían desastrosas para la Tierra y sus habitantes. El trabajo se acaba de publicar en la revista Astrophysical Journal Letters. Los investigadores llegaron a esta inquietante conclusión tras observar con el telescopio espacial Kepler una descomunal llamarada en una estrella lejana y comprobar que el «súper fogonazo» seguía, sorprendentemente, patrones muy similares a los de las llamaradas solares que conocemos. 

Algo ciertamente preocupante, ya que las súper llamaradas que los astrónomos observan en ocasiones en otras estrellas son miles de veces más potentes que cualquiera de las registradas hasta ahora en el Sol. La estrella en cuestión es una binaria llamada KIC9655129. Se encuentra dentro de nuestra galaxia y los científicos sugieren que las similitudes entre la súper llamarada y las llamaradas de nuestro Sol demuestran que la física subyacente podría ser la misma. Lo cual implica que también el Sol sería perfectamente capaz de producir una súper llamarada. Una llamarada solar típica puede tener una potencia equivalente a la de cien millones de megatones (un megatón equivale a la explosión de un millón de toneladas de TNT). Pero una súper llamarada solar sería muchísimo más fuerte y podría llegar fácilmente a los mil millones de megatones.

 Si el Sol hiciera una cosa así, todos los sistemas energéticos y de comunicaciones de la Tierra correrían un serio peligro. Para Chloë Pugh, del Centro para la Fusión, Espacio y Astrofísica de la Universidad de Warwick, que ha dirigido la investigación, «nuestro Sistema Solar está lleno de plasma, o gas ionizado, originado en el Sol y que es el resultado del viento solar y de otras erupciones más violentas, como las llamaradas solares. Se ha observado que otras estrellas que se parecen mucho al Sol producen en ocasiones llamaradas enormes, que conocemos como súper llamaradas. Para saber con certeza si también el Sol es capaz de producir una super llamarada catastrófica, necesitamos determinar si los procesos físicos que hay tras una llamarada común y una súper llamarada son los mismos». Una llamarada solar común consiste en una serie de pulsos que se producen con regularidad. A menudo, esas pulsaciones se comportan como ondas, con una longitud de onda que está íntimamente relacionada con varias propiedades de la región del Sol que produce la llamarada. 

El estudio de esas ondas se conoce como Sismología Coronal. «En ocasiones -asegura Pugh-, las llamaradas solares contienen múltiples ondas que se superponen unas a otras. Y hemos encontrado pruebas de que esas ondas múltiples, o periodicidades múltiples, también se producen en algunas super llamaradas estelares, y que las propiedades de esas ondas son consistentes con las que ocurren durante las llamaradas que produce nuestro Sol»

10 Constelaciones Mas Importantes

1. Osa Mayor (Ursa Maior)

 Que se trata de una de las constelaciones más usadas para ubicar el norte, lo constata la cita de Homero en la Odisea ocho siglos antes de Cristo, quien también la denomina el Carro como se la conoce popularmente incluso en la actualidad. Cada civilización designó esta constelación a su manera y mitología, pero curiosamente los indios norteamericanos también la identificaban con una osa seguida de sus tres cachorros (las estrellas Alioth, Mizar y Alkaid).

 2. Osa Menor (Ursa Minor)

 Aunque sólo visible desde el hemisferio norte, ha sido una constelación recurrente para los navegantes ya que su estrella más conocida es la polar que al encontrarse en la prolongación del eje de la Tierra, permanece fijo en el cielo y señala el Polo Norte geográfico. No siempre la Polar ha sido la misma estrella que actualmente (Alruccaba), ya que por ejemplo hace 5.000 años era Thuban en la constelación del Dragón (Draco). De hecho, en la Edad Media eran más precisas para señalar el norte las estrellas Kochab y Pherkad, en un extremo de la Osa Menor, que la actual polar. Además la Osa Menor pude ser muy útil en navegación para conocer el momento del año sin necesidad de calendarios.

 3. Tauro

 Una de las constelaciones de las que se tiene más antigua noticia, ya que contiene las Pléyades, un cúmulo estelar de raigambre religiosa en todas las culturas del planeta. Hace 5.000 años, la primavera comenzaba en Tauro y su conocimiento se remonta al menos hasta el paleolítico como se ha querido interpretar en las pinturas rupestres de Lascaux (Francia). Entre los objetos más luminosos que contiene destacan Aldebarán, Alnath y la Nebulosa del Cangrejo.

4. Orión

Conocida también como El Cazador o La Catedral del Cielo, se trata de una constelación que por su gran visibilidad en los dos hemisferios (se observa en el hemisferio norte en invierno, y en el sur durante el verano). Esta constelación se asocia a multitud de representaciones en las antiguas culturas, sobre todo con Sirio en la constelación del Can Mayor, una estrella sagrada para los egipcios que siempre estaba acompañada por Orión en su devenir por los cielos nocturnos. Sus estrellas más brillantes son las supergigantes Rigel y Betelgeuse (asociada con Osiris en la mitología egipcia).

 5. Leo

 En las civilizaciones mesopotámicas y egipcias se asociaba con el fuego y el sol, porque indicaba la llegada de las estaciones calurosas. Mitológicamente se asocia con el león de Nemea que mató Hércules en uno de sus trabajos y cuya piel se vistió. Contiene estrellas muy brillantes como Régulo, conocida como "el corazón del león" que es 240 veces más luminosa que el Sol, Agieba y Denébola.

 6. Escorpio 

Relacionada con el otoño y las tormentas en el hemisferio norte, las antiguas culturas la relacionaban con Orión, el cazador, al que mataba su picadura, ya que cuando Escorpión sale por el horizonte, Orión se oculta. Tiene a Antares como estrella principal, conocida como el corazón del escorpión. Orión y Escorpio están consideradas como las constelaciones más hermosas del firmamento.

 7. Canis Mayor 

Su importancia para la orientación estriba en que contiene la estrella Sirio, la más brillante del cielo nocturno, adorada por los egipcios ya que su salida marcaba las inundaciones del Nilo, aunque todas las culturas desde tiempos prehistóricos la han incorporado a su mitología. Para las civilizaciones del sur, señalaba el comienzo del invierno y resultaba de gran importancia como brújula estelar en la navegación para los pueblos de Polinesia.

 8. Casiopea

 Una de las constelaciones reconocidas desde mayor antigüedad por su peculiar forma en M o W (según época y hemisferio de observación). Se trata de una constelación circumpolar que señala siempre al norte, de ahí su utilidad en navegación cuando no es visible la Osa Mayor, especialmente en latitudes templadas.

 9. El Boyero (Boötes)

 Constelación relacionada con la primavera y el verano septentrional que contiene una de las estrellas más luminosas del cielo, Arturo, tradicional en los mitos de numerosas culturas. La cita Homero en La Odisea como de mal augurio para los navegantes, pero lo cierto es que ha sido una estrella muy adecuada para la orientación en su afán de seguir a la Osa Mayor por lo que se la denomina "la guardiana de la osa".

 10. Cruz del Sur

 Se trata de la Constelación más pequeña reconocida oficialmente, pero muy útil en orientación para los pueblos australes, ya que señala el polo sur. Aunque sólo es visible en el hemisferio sur, hace 2.000 años era posible observarla desde latitudes más septentrionales. Incluso se ha especulado con la idea de que las estrellas de la Cruz del Sur fueran la Estrella de Belén.

La cara oculta de la luna

La cara oculta de la Luna es el hemisferio de la Luna no observable desde la Tierra. Eso ocurre debido a que la Luna tarda en rotar sobre sí misma lo mismo que su movimiento de traslación alrededor de la Tierra, lo que provoca que el satélite le presente siempre la misma cara. Se suele llamar a esta parte de la luna su “Lado Oscuro” pero esto es incorrecto ya que no hay ninguna sección de la Luna que no reciba luz solar. Debido a las libraciones, desde la Tierra sólo se nos oculta el 41 % de la superficie lunar (es decir unos 15,5 millones de km²).

 HISTORIA

 Este hemisferio estuvo oculto a la vista humana hasta que la sonda automática soviética Luna 3 lo fotografió por primera vez el día 7 de octubre de 1959.1 Como la Luna tarda el mismo tiempo en dar una vuelta sobre sí misma que en torno a la Tierra, presenta siempre la misma cara. Esto se debe a que la Tierra, por un efecto llamado gradiente gravitatorio, ha frenado completamente a la Luna. La mayoría de los satélites regulares presentan este fenómeno respecto a sus planetas. En los programas de establecimiento de una base lunar estable se ha planeado emplear el hemisferio oculto para la instalación de instrumentos de observación destinados al estudio del firmamento, ya que aquel está más protegido de la influencia de la Tierra que el hemisferio visible.

GEOGRAFIA

 Se trata de una zona mucho más accidentada que el hemisferio visible. En este hemisferio no existen grandes mares, como sucede en el visible; únicamente se localizan los mares Moscoiense, Orientale e Ingenii, compartiendo asimismo con el hemisferio visible el Mare Australe, aunque estas cuencas son de bastante menor tamaño que las de la cara visible. Sí existen, sin embargo, gigantescos cráteres o circos lunares mayores que los del otro hemisferio, pudiéndose encontrar algunos como Apolo, de hasta 520 km de diámetro. Debido a que han sido las naves soviéticas las primeras en fotografiar esta cara lunar, la mayoría de los accidentes tienen nombres de científicos y personajes rusos.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Cometa Halley

El cometa Halley lleva ese nombre en honor a Edmond G. Halley, quien fue el primero en sugerir que los cometas son un fenómeno natural del sistema solar, que orbitan alrededor del Sol. Edmond G. Halley sugirió que había un cierto cometa que era un visitante regular, que regresaba cada 76 años, y era el mismo que se había visto desde 240 AdC, muy particularmente durante los años de 1531, 1607, y 1682, fechas de la historia que eran recientes para él. En 1682, Edmond Halley predijo que este cometa regresaría en el año de 1758 y, por supuesto, el cometa regresó en marzo de 1759. En 1910 el cometa Halley hizo una aparición particularmente brillante. Así mismo, su aparición de 1066 quedó plasmada en un famoso tapíz antiguo. Durante cientos de años, la humanidad se ha preguntado cómo es realmente el núcleo del cometa Halley. Esta maravillosa fotografía, obtenida por la nave espacial Giotto, nos da la respuesta. En esta fotografía el Sol está a la izquierda. Se pueden ver tres chorros de moléculas hacia el Sol. También se puede ver que hay un cráter a la derecha del centro. La imagen muestra que la evaporación ocurre en partes específicas del cometa. datos obtenidos por un conjunto de naves espaciales, sugieren que el cometa, en su mayoría, está compuesto de hielo. La próxima aparición del cometa Halley será en el año 2062.




martes, 1 de diciembre de 2015

Rayos X Emitidos por un Agujero Negro

El observatorio Chandra de la NASA ha detectado un incremento de los "destellos" de rayos X emitidos por el agujero negro situado en el centro de nuestra galaxia. Este aparente "despertar" ha sorprendido a los investigadores, ya que Sagittarius A* (Sgr A*) es una región aparentemente "tranquila", por lo que se desconoce el motivo que ha producido el incremento de esta actividad. El gas caliente del agujero negro supermasivo, que cuenta con una masa 4 millones de veces superior a la del Sol, es el responsable de los rayos X que fluyen hacia su interior, según han explicado los investigadores.

Constelaciones Circumpolares

Las constelaciones circumpolares Se dice de aquellas constelaciones (en el hemisferio norte) que, a causa del movimiento de rotación de la Tierra, parecen girar alrededor de la Estrella Polar y que no se ocultan jamás para el observador de una determinada latitud. Por lo tanto que una constelación sea o no circumpolar dependerá de la latitud desde la que la observemos. Para nosotros (40º latitud norte), todas las que tengan declinación menor de 40º dejarán de ser circumpolares. Según esto para un observador situado en el Polo Norte, es decir, a 90 de latitud, todas las estrellas y constelaciones son circunpolares y, para uno situado en el Ecuador, ninguna es circumpolar (ver figura). Lista de constelaciones circumpolares: Osa Mayor Osa Menor Casiopea Cefeo Perseo Dragón Jirafa Lince

La Luna

La Luna es el único satélite natural de la Tierra. Con un diámetro ecuatorial de 3474 km1 es el quinto satélite más grande del Sistema Solar, mientras que en cuanto al tamaño proporcional respecto de su planeta es el satélite más grande: un cuarto del diámetro de la Tierra y 1/81 de su masa. Después de Ío, es además el segundo satélite más denso. Se encuentra en relación síncrona con la Tierra, siempre mostrando la misma cara hacia el planeta. El hemisferio visible está marcado con oscuros mares lunares de origen volcánico entre las brillantes montañas antiguas y los destacados astroblemas. A pesar de ser en apariencia el objeto más brillante en el cielo después del Sol, su superficie es en realidad muy oscura, con una reflexión similar a la del carbón. Su prominencia en el cielo y su ciclo regular de fases han hecho de la Luna un objeto con importante influencia cultural desde la antigüedad tanto en el lenguaje, como en el calendario, el arte o la mitología. La influencia gravitatoria de la Luna produce las mareas y el aumento de la duración del día. La distancia orbital de la Luna, cerca de treinta veces el diámetro de la Tierra, hace que se vea en el cielo con el mismo tamaño que el Sol y permite que la Luna cubra exactamente al Sol en los eclipses solares totales. La Luna es el único cuerpo celeste en el que el ser humano ha realizado un descenso tripulado. Aunque el programa Luna de la Unión Soviética fue el primero en alcanzar la Luna con una nave espacial no tripulada, el programa Apolo de Estados Unidos consiguió las únicas misiones tripuladas hasta la fecha, comenzando con la primera órbita lunar tripulada por el Apolo 8 en 1968, y seis alunizajes tripulados entre 1969 y 1972, siendo el primero el Apolo 11 en 1969. Estas misiones regresaron con más de 380 kg de roca lunar, que han permitido alcanzar una detallada comprensión geológica de los orígenes de la Luna (se cree que se formó hace 4500 millones de años después de un gran impacto), la formación de su estructura interna y su posterior historia. Desde la misión del Apolo 17 en 1972, ha sido visitada únicamente por sondas espaciales no tripuladas, en particular por los astromóviles soviéticos Lunojod. Desde 2004, Japón, China, India, Estados Unidos, y la Agencia Espacial Europea han enviado orbitadores. Estas naves espaciales han confirmado el descubrimiento de agua helada fijada al regolito lunar en cráteres que se encuentran en la zona de sombra permanente y están ubicados en los polos. Se han planeado futuras misiones tripuladas a la Luna, pero no se han puesto en marcha aún. La Luna se mantiene, bajo el tratado del espacio exterior, libre para la exploración de cualquier nación con fines pacíficos. Características físicas La Luna es excepcionalmente grande en comparación con su planeta la Tierra: un cuarto del diámetro del planeta y 1/81 de su masa. Es el satélite más grande del Sistema Solar en relación al tamaño de su planeta La superficie de la Luna es menos de una décima parte de la de la Tierra, lo que representa cerca de un cuarto del área continental de la Tierra. Sin embargo, la Tierra y la Luna siguen siendo consideradas un sistema planeta-satélite, en lugar de un sistema doble planetario, ya que su baricentro, está ubicado cerca de 1700 km (aproximadamente un cuarto del radio de la Tierra) bajo la superficie de la Tierra. Formación Varios mecanismos han sido propuestos para explicar la formación de la Luna hace 4527±10 millones de años. Esta edad está calculada, según la datación del isótopo de las rocas lunares, entre 30 y 50 millones de años luego del origen del sistema solar. Estos incluyen la fisión de la Luna desde la corteza terrestre a través de fuerzas centrífugas, que deberían haber requerido también un giro inicial de la Tierra;8 la atracción gravitacional de la Luna en estado de formación, que hubiera requerido una extensión inviable de la atmósfera para disipar la energía de la Luna, que se encontraba pasando;8 y la co-formación de la Luna y la Tierra juntas en el disco de acreción primordial, que no explica la depleción de hierro en estado metálico.8 Estas hipótesis tampoco pueden explicar el fuerte momento angular en el sistema Tierra-Luna. La hipótesis general hoy en día es que el sistema Tierra-Luna se formó como resultado de un gran impacto: un cuerpo celeste del tamaño de Marte colisionó con la joven Tierra, volando material en órbita alrededor de esta, que se fusionó para formar la Luna.11 Se cree que impactos gigantescos eran comunes en el Sistema Solar primitivo. Los modelados de un gran impacto a través de simulaciones computacionales concuerdan con las mediciones del momento angular del sistema Tierra-Luna, y el pequeño tamaño del núcleo lunar; a su vez demuestran que la mayor parte de la Luna proviene del impacto, no de la joven Tierra.12 Sin embargo, meteoritos demuestran que las composiciones isotópicas del oxígeno y el tungsteno de otros cuerpos del Sistema Solar interior tales como Marte y (4) Vesta son muy distintas a las de la Tierra, mientras que la Tierra y la Luna poseen composiciones isotópicas prácticamente idénticas. El mezclado de material evaporado posterior al impacto entre la Tierra y la Luna pudo haber equiparado las composiciones,13 aunque esto es debatido. La importante cantidad de energía liberada en el gran impacto y la subsecuente fusión del material en la órbita de la Tierra pudo haber derretido la capa superficial de la Tierra, formando un océano de magma.La recién formada Luna pudo también haber tenido su propio océano de magma lunar; las estimaciones de su profundidad varían entre 500 km y el radio entero de la Luna.

Lluvia de estrellas

¿Es peligrosa la lluvia de estrellas fugaces?
  










El año 2015 será especialmente bueno para observar las Perseidas, gracias a que la Luna «no molestará demasiado». El motivo es que el satélite no aparecerá en el cielo hasta las 5.20 de la mañana y, cuando lo haga, estará en fase menguante, por lo que mostrará una superficie iluminada muy pequeña. De hecho, en solo dos días se producirá la llamada Luna nueva, un estado en que el satélite se mostrará totalmente oscurecido.Gracias a esto se podrá observar uno de los acontecimientos más sorprendentes que tienen lugar en el firmamento, una de las llamadas «lluvias de estrellas fugaces» o lluvia de meteoros. Se trata de «Las Perseidas» durante la noche del 12 al 13 de agosto.Se trata de la primera lluvia de meteoros de la que se tiene constancia, según se lee en las crónicas chinas de tiempos próximos a Jesucristo, concretamente del año 36, aunque hasta 1835, no se supo, que esta lluvia era cíclica y que se repetía todos los años. Meteoros a 60 kilómetros por segundo El fenómeno ocurre gracias a las estrellas fugaces o meteoros, unos pequeños trozos de rocas del tamaño de un grano de arena o de un grano de arroz, en el mayor de los casos, que chocan a tanta velocidad contra nuestra atmósfera, a una media de 60 km/s, que el roce con ella, provoca que las veamos como destellos luminosos en el cielo.¿Pero podrían llegar a impactar contra la superficie? Normalmente no, ya quese desintegran a unos 100 km de altura, en ocasiones dejando grandes estelas persistentes, y en ocasiones incluso podemos oír un silbido (bólidos). A veces, se han visto estrellas fugaces tan brillantes como nuestra Luna llena, que iluminan el suelo (bola de fuego). ¿Por qué viajan tan rápido? Los meteoros de las Perseidas viajan a una velocidad de 56 km/s, hay otras lluvias cuyos meteoros van a 71 km/s otras a poco más de 40 km/s. Las velocidades de los objetos celestes en el espacio, suelen ser muy altas, por ejemplo, la Tierra viaja a 30 km/s alrededor del Sol, el Sol a su vez va a una velocidad de 220 km/s alrededor de nuestra Galaxia la Vía Láctea, empleando 250 millones de años en dar una vuelta. Cualquier pequeño objeto que impacte con la atmósfera de la Tierra a estas velocidades, se reducirá a cenizas. Estas partículas procedentes de los cometas (y de otros astros del Sistema Solar), cuando viajan por el espacio, se denominan «meteoroides», una vez que entran en nuestra atmósfera y se hacen visibles como un destello o trazo luminoso en el cielo, se les da el nombre de «meteoros» o «estrellas fugaces», si fueran más brillantes que el planeta Venus (-4,0 magnitud) y emitieran algún silbido o sonido mientras entran en la atmósfera, se les denominarían «bólidos». Estos tienen una masa superior a 10 gramos y son los responsables de dejar estelas en el cielo que en ocasiones son visibles durante media hora, ademáspueden llegar a explotar (incluyendo un fuerte estruendo) y dejar restos en el suelo, por lo que estaríamos hablando de «meteoritos», que son los fragmentos que llegan a tocar el suelo y que podeos recoger como muestras de material extraterrestre, normalmente procedentes de cometas, asteroides y planetas del tipo terrestre.